Con duras palabras el cardenal y arzobispo de Tegucigalpa, Oscar Rodríguez Maradiaga, calificó la situación de acoso que desde hace semanas padece la Iglesia Católica en Nicaragua por parte del gobierno sandinista. Según reportan medios locales, el purpurado hondureño afirmó durante la misa dominical del 14 de agosto que “esa guerra callada que están haciendo para perseguir a Jesús en su Iglesia en la hermana nación de Nicaragua, ese no es el fuego que Jesús ha venido a traer”.
La voz de uno de los más estrechos colaboradores del Papa Francisco, miembro del consejo de cardenales que lo asesora, se dejó sentir tras la serie de restricciones que han sufrido tanto miembros de la jerarquía eclesiástica nicaragüense como las comunidades de base.
Desde hace diez días que el obispo de la diócesis de Matagalpa, Rolando Álvarez, junto a cinco sacerdotes y otros laicos permanecen cercados por la policía en el Palacio Episcopal, sin posibilidad de moverse libremente.
El prelado ha sido acusado por el gobierno del presidente Daniel Ortega de organizar grupos violentos para desestabilizar el Estado de Nicaragua.
En este contexto de asedio, se decretó también el cierre de ocho radioemisoras católicas, la prohibición de la tradicional procesión de la Virgen de Fátima en la Arquidiócesis de Managua, y la expulsión del territorio nacional de las religiosas Misioneras de la Caridad, fundadas por la Madre Teresa de Calcuta, quienes encontraron asilo en Costa Rica.