Una mujer sensible y cariñosa es todo lo que un patán narcisista busca
¿Por qué conocemos usualmente el mismo patrón de hombres patanes que nos lastiman?
De acuerdo con el filósofo André Sólo, las mujeres que somos más cariñosas y sensibles somos la presa fácil para los patanes. Una de las razones más importantes es que los polos opuestos se atraen, y es un dicho que hemos escuchado cientos de veces.
Según experto, los patanes y los narcisistas tienden a adoptar una cara falsa que los hace ver como si fueran personas amables, tiernas, divertidas y amorosas (únicamente cuando desean algo) la razón por la que se nos complica ver cuando se muestran como detestables llenos de enojo. De acuerdo con investigaciones, se estima que sólo el 1 por ciento de las personas en el mundo son narcisistas patólogos. Pueden sonar como una cifra insignificante, pero por lo menos, uno que otro puede estar más cerca de lo que creemos y puede ser ese hombre del cual estamos enamoradas, pues nuestra sensibilidad y amor atrae su comportamiento controlador.
Es importante mencionar que las personas que son narcisistas creen que son superiores a todos, razón por la que quieren poseer toda la atención, fortuna y respeto, de este modo, logran manipularnos para obtener lo que sea que deseen. Por esta razón cuando somos unas personas sensibles, cariñosas, dejamos el ego a un lado, tomamos todo de una forma intima, somos creativas, atentas y cuidadosas cuando alguien nos interesa, logramos que nuestras personalidades con la anterior se atraigan por medio de la empatía.
Una mujer sensible y cariñosa es todo lo que un patán busca ¿Cómo nos podemos dar cuenta? Bueno, no es nuestra culpa, al principio ellos no muestran su verdadera forma de ser, actúan con mucho interés para que, de cierto modo, nosotras nos sintamos bien y adictas a su compañía, momento en el que ayudarlo a ser mejor se vuelve en nuestra debilidad.
Los narcisistas tienen la severa necesidad de que alguien los atienda, los alague, hagan las cosas por ellos porque creen que lo merecen, y cuando esto lo llevamos a cabo se vuelve una relación destinada al fracaso porque nos volvemos tan frágiles que llegamos a aceptar ataques verbales, maltratos y humillaciones, al grado de no sentirnos suficientes.