Encontrar una pareja que se quiera embarcar en la aventura de tener una relación amorosa con respeto, compromiso, fidelidad (si es que así lo deciden los dos) y sobre todo responsabilidad afectiva, es un camino con muchos obstáculos que no todos están dispuestos a correr.
El amor líquido hace las cosas más difíciles, porque las personas saben que en lugares como las apps de citas o con solo entrar a Instagram, hay muchas opciones esperando por si el ligue con el que están saliendo no funciona o por si tiene el más mínimo desperfecto que lo hace descartable.
Es respetable la decisión de cada persona que no busca en este momento un noviazgo, pero después de años de malas relaciones en las que me hicieron sentir que era complicado quererme, así como en las que la infidelidad por parte de ellos y la falta de compromiso se hicieron presentes, a tal grado de provocarme inseguridad, algo en mí se convenció de que el amor no existía y eran solo cuentos que la sociedad nos había vendido.
Por mucho tiempo deje de creer en el amor romántico, que me parece un poco tóxico y alimenta que las relaciones conflictivas duren, a pesar de que las cosas entre los involucrados estén marchitas, pero después de mi última relación, decidí darme un respiro.
Las cosas cambiaron en mi vida un día en el que mi único pensamiento era llegar a tiempo a una cuestión relacionada al trabajo, cuando comencé a platicar con un chico en Instagram y rápidamente hicimos match en esas apps antes de que las cerrara, pero que nunca había visto.
Paso un poco de tiempo y coincidió que nos encontramos a solo un par de calles de distancia y con muchos nervios me reuní con el. Las cosas avanzaron sorpresivamente fácil, nunca hubo dudas, comenzó a demostrarme que estaba demasiado interesado y en un par de meses decidimos tener un noviazgo.