Hubo un tiempo no tan lejano en el que ir al cine implicaba toda una misión previa: salir a comprar el periódico, buscar entre las páginas de espectáculos y anotar a mano los horarios de las funciones. Las familias se organizaban con antelación y hasta se hacía fila para conseguir los mejores lugares.
Hoy, esa escena parece parte de una película de otra época.
Con solo sacar el celular del bolsillo, en segundos podemos ver qué películas están en cartelera, los horarios, sinopsis, duración e incluso comprar los boletos desde una aplicación. Todo al instante, sin necesidad de imprimir nada, sin moverse de casa o del trabajo.
Esta evolución tecnológica no solo ha facilitado la experiencia de ir al cine, también ha cambiado nuestra relación con la información. Lo que antes tomaba tiempo y esfuerzo, ahora está al alcance de un par de clics.
Y es que a veces olvidamos lo cómodo que es vivir en esta era digital, donde la inmediatez se ha vuelto parte de la rutina diaria.
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