Torreón, Coahuila.- José Antonio Hernández Becerra mejor conocido como Anton a sus 18 años, ya modela en las mejores pasarelas internacionales.
Totalmente Lagunero
Nació en Zapopan, Jalisco, pero creció 12 años en Torreón, así que se considera totalmente lagunero. Su aventura inició en octubre del 2019 en la agencia ‘Icaro Models’.
“Honestamente nunca me había planteado dedicarme de manera profesional, pero soy una persona que le gusta siempre intentar cosas nuevas y aprender otras más, así fue que llegué a la agencia”.
Buscando la trascendencia
Actualmente viaja por un año de país en país, actualmente está en Hong Kong y a corto plazo su meta es vivir y disfrutar esa experiencia, lograr cosas en su carrera que den un cambio positivo y llegar a proyectos que marquen una diferencia.
A mediano plazo tiene planeado desarrollar algunos proyectos para comenzar a percibir ingresos de otra parte que no sea solo como modelo.
Y a largo plazo busca asegurar que los planes pasados hayan sido concluidos como los busca, desarrollar su carrera al punto de trascender en la moda mexicana, dejar huella en ella, seguir con proyectos en cuanto a inversiones y llevar una vida plena, que me llene de paz y satisfacción.
Meta personal
Se considera una persona demasiado realista, con la mente clara y no permitir que emociones o situaciones nublen su juicio. “Desde muy muy chico he sido una persona con hambre de crecer, lo que me propongo, lo consigo, tirar la toalla en el camino hacia lo que quiero lograr, definitivamente no es una opción”.
Se dice “curioso”, porque le gusta descubrir, aprender, progresar, “entre más aprendo, entre más viajo, entre más personas conozco, me doy cuenta de lo poco que sé comparado con lo que hay allá fuera, entonces eso me mantiene motivado y en constante movimiento y absorbiendo cosas nuevas.
Señala que a veces suele pasarse de estricto consigo mismo, pero en los últimos 5 meses fuera del país, ha pasado por varias situaciones que lo han llevado a entender que lo más importante no es la meta, sino el proceso y que es importante disfrutarlo, vivirlo, para que así cuando llegues a tu meta, mires atrás y sientas una gran satisfacción de saber que lo que viviste en el proceso es igual o a veces más valioso que la meta en sí.